En la casa colonial que la alberga funcionó antiguamente la escuela primaria de la maestra Josefa Benigna Saravia. Allí se educó la célebre periodista y docente Benita Campos, entre otras destacadas mujeres salteñas.

La propiedad fue adquirida en 1937 por el doctor Atilio Cornejo Mollinedo, con destino a su estudio de abogado e historiador. Fue donada a la Provincia de Salta en 1985, junto con su patrimonio mobiliario y su fondo bibliográfico y documental. Por Decreto del gobierno provincial 1992/82 se aceptó el legado y por escritura 83 pasó a propiedad del Estado Provincial.

En cumplimiento del cargo del legado, en el año 1988 fue creada con el nombre de Biblioteca Provincial Doctor Atilio Cornejo, la que actualmente depende de la Coordinación General de Bibliotecas y Archivos de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta.

Dr. Atilio Cornejo

Un sábado 11 de marzo de 1899 nacía en Salta Atilio Cornejo. El quinto de dieciséis hermanos, fruto de la unión de Delia Mollinedo Gurruchaga, nieta de Francisco de Gurruchaga – el fundador de la Armada Nacional – y del ingeniero Pedro José Cornejo, quien egresó de la Universidad de Buenos Aires como integrante de la primera camada de profesionales educados en el país y constructor, entre otras obras, del actual puente de hierro que se yergue sobre el río Vaqueros. La casa natal de los dieciséis vástagos fue Alvarado 576, que actualmente existe en buen estado de conservación. Esa propiedad había albergado a varias generaciones de la familia Cornejo, entre ellos al coronel mayor José Antonino Fernández Cornejo, dos veces gobernador de Salta y jefe del Regimiento de Partidarios. Estuvo en poder de la familia desde 1784 hasta 1977.

En sus primeros años, se educó en la Escuela Sarmiento y luego en la Escuela Normal de Maestros, que por ese entonces funcionaba en el edificio de la actual Escuela Urquiza y la educación secundaria la recibió en el recordado Colegio Nacional, cuya sede primigenia era en la actual Escuela Zorrilla, ex residencia de los Monjes Mercedarios. Egresó en 1916, el año del centenario de la Independencia y de allí partió hacia la ciudad de Buenos Aires, donde ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, graduándose como abogado el día del Éxodo Jujeño, el 23 de agosto de 1923. Volvió a radicarse en Salta. Primero, ingresó al estudio jurídico del Dr. Luis López de 1923 a 1928 y posteriormente, entre 1930 hasta 1957 fue socio del prestigioso jurista Dr. Carlos Serrey. Desde 1957 hasta su muerte, acaecida en 1950, fue socio de su hermano Pedro Tulio en la vieja casona de Córdoba 36, actual sede de la Biblioteca Provincial Dr. Atilio Cornejo.

Desde joven, Atilio Cornejo se dedicó con pasión a estudiar y escribir, tanto historia como derecho. Desde San Martín y Salta -trabajo con el que ingresó primero como miembro correspondiente en 1945 y años más tarde, en 1958, como académico de número a la Academia Nacional de la Historia- hasta Escritos Jurídicos, Contribución a la historia de la propiedad inmobiliaria de Salta - libro central y consular de historia del derecho – o la Historia de don Francisco de Gurruchaga y su obra central Historia de Güemes, fueron innumerables libros, trabajos y artículos que poblaron los anaqueles de las personalidades y estudiosos más destacadas de su época. Desde Ricardo Levene a Roberto Levillier, historiadores de fuste, hasta el académico boliviano don Numa Romero del Carpio veían en su figura a un hombre sereno, de sutil inteligencia y una memoria insuperable. Así llegaría otro reconocimiento más, al ser designado académico correspondiente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de la República Argentina. Fue miembro fundador del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos sobre Salta como también del Instituto y la Academia Güemesiana de esta provincia. Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Salta. Asimismo, integró el Instituto de Historia del Derecho de la Facultad homónima de la Universidad de Buenos Aires. 

En oportunidad que se le tributara un acto académico de homenaje al cumplir 80 años, pronunció un discurso donde deja entrever rasgos de su personalidad. Tímido por naturaleza y a la vez amable; generoso en enseñar y prodigar ampliamente sus conocimientos a través de una conversación afable; orgulloso de haber atesorado una biblioteca que no sólo reunía libros de gran valor sino también medallas y monedas, pues fue un apasionado de la numismática, representó una época de la cultura nacional y fue un referente histórico y jurídico ampliamente reconocido. Murió el 3 de abril de 1985 y citando al poeta Francisco Luis Bernárdes, de cuya poesía era un admirador, tomaba para sí un extracto resumido en un verso:

“lo poco que en el mundo soy y he sido

Pasará como el humo vago y lento

Transformando por fin en alimento

De la insaciable muerte y el olvido”

Dr. Abel Cornejo